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Se llama Alternativa, porque es una opción distinta. No tenemos ni puertas ni habitaciones, y las separaciones se consiguen a base de cortinajes, escaleras y planos a distintos niveles, con un hermoso patio con alucinantes vistas al valle.
Estamos en el centro de una diminuta aldea -200 habitantes-, arriba en la montaña, y nuestro patio ya da al campo. Abajo, en el río, tenemos una finca con piscina, un poni, gallinas, cabañitas de madera encima de árboles para juegos, y muchísima pesca que ponemos a disposición de los usuarios, y cerquísima de la casa está la piscina pública, con unas magníficas instalaciones, baratísima y muy agradable, ya que suele haber muy poca gente, y tiene igualmente unas vistas increíbles al valle.

En el valle tenemos multitud de rutas y senderos para hacer a pie o a caballo, con cuevas como la Pileta, el Hundidero o el Gato, de la que sale una espectacular cascada que cae en un pequeño lago de aguas cristalinas que luego desemboca en nuestro río, que también recibe agua de otros impresionantes nacimientos y afluentes.

La casa, la aldea y el valle parecen sacados de un cuento de hadas. Y si tiene hijos, está en el paraiso: déjelos solos en la plaza, al momento serán el centro de atención de los chiquillos del lugar, estando atentamente vigilados por todos los habitantes de la aldea. Y en verano, por la noche, no deje de sacar las sillas a la puerta de su casa y realice una tertulia como hacen los vecinos. Estamos en otro mundo, un valle hasta hace nada perdidísimo y aislado donde poco antes de la Guerra Civil aún abundaban los bandoleros, y circulaban, aunque le cueste creerlo, sextercios romanos como moneda de pago.

La casa tiene acceso a la finca del Molino la Flor